Preparando una visita a un cliente del sector educativo pensaba cómo iba a enfocar la realidad actual y el futuro de la educación y me he dado cuenta que no sé hasta qué punto nos hemos percatado del verdadero impacto de la pandemia en este sector.
Me explico: llegó el confinamiento de repente y profesores/as, escuelas, universidades, profesionales de todo tipo nos pusimos a “reinventarnos” adoptando a los ordenadores como a nuestros mejores amigos, ya que era a través de ellos (y de la televisión y la radio, claro) que conectábamos con el exterior. Con mayor o menor destreza pero con la esperanza que el verano terminaría con aquella pesadilla conseguimos terminar el curso. Sin embargo, ha pasado el verano y la pandemia sigue con nosotros… ¡ha venido para quedarse! Bueno, no se quedará para siempre, pero en cuanto esto se acabe, seguro que vendrá otra cosa, y, es en este momento en el que muchos están empezando a percatarse de lo que es verdaderamente la “reinvención”. Vamos a necesitar de la tecnología para poder seguir adelante, pero tenemos que ser muy conscientes del verdadero camino que debemos seguir y sólo aquellas organizaciones/escuelas/universidades que pongan los recursos para ello tendrán un pie en un futuro exitoso.
Es el momento de la verdadera Revolución Digital en las aulas, el momento en el que aprovechamos la tecnología no para digitalizar, sino para transformar. Tenemos que transformar el modelo de negocio que representa la educación porque en un mundo en el que se va a potenciar el autoaprendizaje, tenemos que analizar muy bien a qué van a dedicarse las instituciones educativas. Ya no vale lo de ir cogidos de la mano para cada paso que dan los alumnos/as, lo de ir todos al mismo ritmo y siguiendo todos los mismos contenidos. ¡Es la Era del Cliente! Y el cliente en el mundo educativo es el/la alumno/a, así que tenemos que dar rienda suelta a la Digital Flipped Classroom. Además, hay que tener en cuenta que el autoaprendizaje al que me refiero no es individual, sino colectivo. Ahí está la clave del éxito.
Es el momento de la verdadera Revolución Digital en las aulas, el momento en el que aprovechamos la tecnología no para digitalizar, sino para transformar.
Existen 3 fases en cualquier Revolución Digital. En primer lugar, experimentamos la DIGITACIÓN, ocurrió cuando toda la información analógica la trasladamos a un formato digital. En el mundo educativo, trasladamos los libros de texto y las canciones de la cinta de casette a los CD. Fue un gran avance y las instituciones además, empezaron a tener sus primeros ordenadores a través de los cuales, no sólo enseñaban informática, sino que podían imprimir sus primeros boletines de notas. En segundo lugar, experimentamos la DIGITALIZACIÓN en el momento en el que trasladamos los contenidos de esos CDs a una plataforma online (pero en PDF) para que pudieran ser leídos en clase o en casa por nuestros/as alumnos/as. En una subfase más profunda, estos contenidos llegaron a hacerse interactivos y más atractivos para todos. Recuerdo que el objetivo de todos los centros era conseguir que en sus clases hubiera una pizarra interactiva y cada alumno tuviera un ordenador. Pero eso no es REVOLUCIÓN DIGITAL. Revolución Digital no es ser tecnológico o hacerlo todo con apps y con herramientas tecnológicas. La verdadera revolución llega cuando lo que hacemos es utilizar esa tecnología que por fin tenemos a nuestro alcance (y también la que no, pero soñamos con ella), para hacer una transformación del modelo de negocio al completo. En la fase de la revolución digital modificaremos los procesos, la forma de seleccionar a nuestro personal, el servicio que ofrecemos a nuestro cliente, el formato de nuestra organización y finalmente, colocaremos a nuestro cliente (el alumno/a) en el verdadero centro de nuestro servicio. ¿y qué significa todo esto? Pues muy sencillo y muy complejo al mismo tiempo. Significa que el autoaprendizaje llega a su máximo potencial de la mano de la comunidad educativa e impacta de forma muy potente sobre la concepción tradicional de la educación. La Era del Cliente llega después de la Era de la Información; así que si la información/conocimiento está en la red, yo como docente, voy a tener que centrarme en el alumno/a (mi cliente) y no en la información.
Revolución Digital no es ser tecnológico o hacerlo todo con apps y con herramientas tecnológicas
Y, para centrarme en mi alumno/a, voy a tener que preocuparme de aspectos como:
- su motivación
- mi capacidad de crear un vínculo con él/ella
- asegurar que la comunicación es fluida y adecuada garantizando que el mensaje que deseo es el que realmente llega
- la gestión del tiempo (suya y mía)
- etc…
Y para todo esto, tendremos que hacer una revisión de las competencias clave para los profesionales de la educación. ¿nos ponemos a ello?